Isil nace como una marca de cosmética natural centrada en el poder ancestral de las plantas. Sus fórmulas, basadas en ingredientes como la lavanda o la centella asiática, reivindican una belleza conectada con la tierra y la sabiduría botánica. Frente a un mercado sobresaturado de productos para el cuidado de la piel, Isil propone volver a lo esencial: la naturaleza.
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Estrategia
La identidad debía transmitir no solo la naturalidad de los ingredientes, sino también ese halo místico que envuelve a las plantas como fuente de equilibrio y transformación. Se apostó por un universo gráfico donde lo botánico no es decorativo, sino protagonista: científico, mágico y profundamente sensorial.
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Enfoque creativo
El diseño del packaging combina ilustraciones detalladas de plantas en trazos lineales con una paleta de tonos mágicos como el amarillo y el violeta, evocando los aceites esenciales presentes en la fórmula. La estética editorial se fusiona con códigos visuales del herbario tradicional, aportando rigor y poesía.